Frases del Conde
  
….....................
-¡Dos años! -exclamo Dantés-. ¿Creéis que podré aprender tantas cosas en dos años?

-En su aplicación, no; en sus principios, si. Aprender no es saber, de aquí nacen los eruditos y los sabios, la memoria forma a los unos, y la filosofía a los otros.
….....................
Lo más curiososo que hay en la vida es el espectáculo de la muerte. Y sin embargo, en lugar del silencio que parecía exigir la solemnidad del espectáculo un gran ruido reinaba en aquella turba, informe mescolanza de risas, silbidos y gritos de gozo. (cualquier parecido con los linchamientos actuales es pura coincidencia).
….....................
Llevad a dos carneros o dos bueyes al matadero y haced comprender a uno de ellos que su compañero no morirá. El carnero balará de gozo y el buey mugirá de placer. Pero el hombre, el hombre que Dios ha creado a su imagen, el hombre a quien Dios impuso por primera, por única, por suprema ley, el amor al prójimo, el hombre a quien ha dado una voz para expresar su sentimiento ¿Cuál será su primer grito al saber que su compañero se ha salvado? Una blasfemia.
….....................
Las vistas al exterior son tan necesarias a los jóvenes, que quieren siempre ver al mundo atravesar por su horizonte, aunque este horizonte no sea más que la calle.
….....................
… Lo que voy a deciros se os antojará extraño a vosotros, señores socialistas, humanitaristas, y es que yo no me ocupo nunca de mi prójimo, no procuro nunca proteger a la sociedad que no me protege, y diré aún más, que no se ocupa generalmente de mí, sino para perjudicarme...
….....................
-No lo creaís, Bertuccio -dijo el conde-, los malos no mueren así, porque Dios parece protegerlos para hacerlos instrumentos de sus venganzas.
….....................
Ahora, pues, el hombre no será perfecto hasta que sepa crear y destruir como Dios. Ya sabe destruir, luego tiene andado la mitad del camino.
….....................
...Todo mal tiene dos remedios, el tiempo y el silencio.
….....................
...Ahora bien, a mi me agradan los fantasmas, nunca he oído decir que los muertos hayan hecho en seis mil años tanto daños como los vivos en un solo día
….....................
-Es una dicha -dijo- que tales sustancias no puedan ser preparadas más que por químicos, sino la mitad del mundo envenenaría a la otra mitad.
….....................
-Sí -dijo Montecristo-, sí, por fortuna queda la conciencia, sin la cual sería uno muy desgraciado. Después de toda acción un poco vigorosa, la conciencia es la que nos salva, porque nos provee de mil disculpas de que sólo nosotros somos jueces, disculpas que, por excelentes que sean para conservar el sueño, serían mediocres ante un tribunal para conservaros la vida.
….....................
-Mirad, conde -dijo Montecristo con sencillez-, vos haréis lo que queráis, porque sois muy dueño de hacerlo, pero yo no diría una palabra de todas esas aventuras; vuestra historia es una novela, y el mundo, que adora las novelas entre dos cubiertas de papel amarillo, se escama de las encuadernadas en vitela viva, aunque estén doradas, como podéis estaros vos.
….....................
-¿Qué queréis? Las cosas marchan sin que nadie lo sospeche; mientras que vos no pensaís en ellas, ellas piensan en vos, y cuando volveís os quedaís asombrado del gran trecho que han recorrido.
….....................
-Porque -respondió Alberto- las noticias se siguen unas a otras y no se asemejan.
….....................
-Bueno -dijo Montecristo- acabo de efectuar un descubrimiento por veinte mil francos por el que hubiera dado cien mil. (acerca de como un falso mensaje -pagado por él- ocasionó que la bolsa bajara el precio de las acciones y al confirmarse que era falso subió al doble).
….....................
...por esto el Evangelio, ese recurso eterno de los desgraciados, nos ha dado por sostén a nosotras, pobres mujeres, la hermosa parábola de la pecadora y de la mujer adúltera. Así, pues, os lo confieso, recordando esos delirios de mi juventud, pienso algunas veces que Dios me los perdonará, porque si no la excusa, al menos se ha encontrado la compensación en mis sufrimientos; pero vos, ¿que tenéis que temer en todo esto, vosotros los hombres a quienes el mundo disculpa todo, y a quienes el escándalo ennoblece?
….....................
-¿Pero con quién vas a desfogar vuestra cólera? ¿Conmigo?
-¡Con vos, Valentina! ¡Dios me libre! La mujer es sagrada y la que se ama es santa.
….....................
-Dios mío -dijo Valentina levantando sus dos manos al cielo con expresión sublime-; ya ves que he hecho cuanto he podido por permanecer siempre hija sumisa; no ha escuchado mis súplicas, mis ruegos, mis lágrimas ¡Pues bien! -continuó enjugándose las lágrimas y recobrando su firmeza-, ¡pues bien! no quiero morir de remordimiento ¡quiero morir de vergüenza! Viviréis Maximiliano, y no seré de nadie sino de vos ¿A qué hora? ¿Cuándo? ¿En éste momento? Hablad, mandad, estoy pronta. (Después que Maximiliano le dijo que se iba a suicidar cuando se casara con el otro... nosotros los hombres somos muy folclóricos).
….....................
-¡Oh! ¡Dios mío! -dijo Beauchamp-, ¿qué es la vida? Una espera en la antesala de la muerte.
….....................
-¡Ah! mi querido conde, los maridos son iguales en todas partes. Desde el momento que estudiéis al individuo en un país cualquiera, conocéis la raza.
….....................
-¿Y os acordáis de vuestra patria? -pregunto Alberto.
-Cuando cierro los ojos, veo todo lo que he visto. Hay dos miradas: La mirada del cuerpo puede olvidar a veces, pero la del alma recuerda siempre.
….....................
...Veamos, buscad una silla. Mirad, allí hay una junta a aquel geranio, que es lo único que recuerda que haya hojas en el mundo además de las de papel.
….....................
-Tres semanas - exclamo Alberto, pero tres semanas son tres siglos durante los cuales estaré deshonrado.
-Si hubieras seguido siendo mi amigo, os habría dicho: Paciencia, amigo mío; pero os habéis hecho mi enemigo, y os digo: ¿Qué me importa?
….....................
...Morrel tenía treinta y un años y Barrois sesenta. El primero estaba ebrio de amor y el segundo sofocado por el gran calor. Estos dos hombres de intereses y de edad tan diversos, semejaban las dos líneas que forman el triángulo, que separadas de su base se reúnen en el vértice...
….....................
-¡Por tal la tuviste, miserable! Tu corazón cobarde, que temblaba ante la muerte, saltó de alegría cuando supiste que estabas condenado a perpetua afrenta, porque dijiste, como todos los presidiarios:El presidio tiene puertas, pero la tumba no...
….....................
-Muchas veces la mujer varía, ha dicho Francisco I:la mujer es como la onda, dijo Shakespeare; el uno ere un gran rey, el otro un gran poeta, y ambos debían conocer bien a la mujer.
….....................
-Señores, no es con tomarse tiempo con lo que se rechaza un ataque, como el que contra mí dirigen enemigos solapados, y que sin duda permanecerán escondidos en las sombras del incógnito; en el momento, y como un rayo, es preciso que yo responda a las inculpaciones que contra mí se han hecho. ¡Ah! ¡ojalá en lugar de semejante justificación, me fuese permitido derramar toda mi sangre, para probar a mis nobles compañeros que soy digno de sentarme a su lado! (Ya desde entonces se hablaba de "complós").
….....................
…¿No dice el sabio: nada de más, y en otra parte: Llevadlo todo con vos mismo?
….....................
Hallóle rodeado por la muchedumbre, que se disputaba sus palabras, como sucede siempre con aquellos que hablan poco y jamás dicen una palabra en vano. (Me falta mucho por aprender.)
….....................
...y se durmió con aquel sueño que el hombre tiene siempre a los veinte años, aun cuando tenga remordimientos.
….....................
En todo cerebro bien organizado, la idea dominante, y siempre hay una, es la primera que se presenta al despertarse, como es también la última que se tiene al dormirse.
….....................
¡Oh!, trabajo, trabajo, mi pasión, mi alegría, mi furor, tú sí ¡me haces sobrellevar todas las penas!
….....................
...soy el único en el mundo que tiene derecho para decirte:Morrel, no quiero que el hijo de tu padre muera hoy.
….....................
...mírame. Yo no tengo lágrimas en los ojos, ni fiebre en las venas, ni palpitaciones fúnebres en el corazón. No obstante, te veo sufrir, Maximiliano, a ti ¡a quien amo como amaría a mi hijo! Pues bien ¿esto no te dice, Morrel, que el dolor es como la vida, que hay algo después de ella?
….....................
...Porque las mujeres tienen un instinto infalible y explican por un álgebra de su invención hasta lo maravilloso...
….....................
...y por poco práctico que fuese no pudo menos que reflexionar que la misma casa contenía hacía poco dos mujeres:una, justamente deshonrada, se iba pobre con un millón y quinientos mil francos bajo su capa, y la otra, injustamente perseguida, pero sublime en su desgracia, con poco dinero.
….....................
-No lo sé ¿Por qué amamos? ¿Por qué aborrecemos? La detesto por antipatía.
….....................
-Pero no, querido, nada tiene de increíble. Ya visteis el año pasado a un niño de la calle de Richelieu que se entretenía en matar a sus hermanos, introduciéndoles mientras dormían un alfiler en los oídos ¡Querido, la generación que va a reemplazarnos es muy precoz!
….....................
-Los amigos que perdemos no reposan en la tierra Maximiliano -dijo el conde- están sepultados en nuestro corazón, y es Dios quien lo ha querido así para que siempre nos acompañen.
….....................
...Marsella, más joven cuanto más envejece, presentóse ante sus ojos.
….....................
...Ha comprendido que todo hombre debe un tributo a la patria. Unos su talento, otros su industria, éstos sus vigilias, aquellos su sangre.
….....................
-Ya lo sabéis, Edmundo, que no soy una criatura pensadora. Resolución no la hay en mí más que para no determinarme nunca. (conozco mucha gente así).
….....................
-¡Ah! - dijo Montecristo- es uno de los orgullos de nuestra pobre humanidad al creerse cada hombre más desgraciado que cualquier otro que gime y llora a su lado.
….....................
-Como gustéis - respondió Morrel -, la muerte es siempre la muerte, es decir, el reposo, es decir, la ausencia de la vida, y por consiguiente del dolor.